JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
VERSÍCULO INTRODUCTORIO
HIMNO
2.- Entre los hombres muchos se resisten,
sin aceptar tu ley y tu reinado;
mas hoy a ti por Rey del Universo
con nuestra voz y canto proclamamos.
3.- Tú eres Rey de paz, oh Jesucristo,
tu reino es bondad y mansedumbre:
a cuantos de tu amor nos apartamos
condúcenos de nuevo hacia tu luz.
4.- Por eso tú, los brazos extendidos,
del árbol de la cruz estás pendiente,
y, traspasado, muestras por la lanza
tu corazón en vivo amor ardiente.
5.- A ti la gloria damos, Jesucristo,
Señor de los señores, Rey de reyes,
al Padre y al Espíritu de Vida,
ahora y por los siglos, para siempre. Amén.
SALMODIA
ANT. 1:
Salmo 65
1 Aclamad al Señor, tierra entera, /
2 tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria;
3 decid a Dios: “Qué temibles son tus obras,
por tu inmenso poder tus enemigos te adulan”.
4 Que se postre ante ti la tierra entera, /
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
5 Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres:
6 transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
7 que con su poder gobierna eternamente;
sus ojos vigilan a las naciones,
para que no se subleven los rebeldes.
8 Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas:
9 porque él nos ha devuelto la vida,
y no dejó que tropezaran nuestros pies.
10 Oh Dios, nos pusiste a prueba,
nos refinaste como refinan la plata,
11 nos empujaste a la trampa,
nos echaste a cuestas un fardo:
12 sobre nuestro cuello cabalgaban, /
pasamos por fuego y por agua,
pero nos has dado respiro.
13 Entraré en tu casa con víctimas
para cumplirte mis votos:
14 los que pronunciaron mis labios
y prometió mi boca en el peligro.
15 Te ofreceré víctimas cebadas, /
te quemaré carneros,
inmolaré bueyes y cabras.
16 Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
17 a él gritó mi boca,
y lo ensalzó mi lengua.
18 Si hubiera tenido yo mala intención,
el Señor no me habría escuchado;
19 pero Dios me escuchó,
y atendió a mi voz suplicante.
20 Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica,
ni me retiró su favor.
Se repite la antífona
ANT. 2:
Salmo 19
2 Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
3 que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión;
4 que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
5 que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.
6 Que podamos celebrar tu victoria,
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes.
–Que el Señor te conceda
todo lo que le pides–
7 Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.
8 Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor Dios nuestro.
9 Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
10 Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.
Se repite la antífona
ANT. 3:
Salmo 20
2 ¡Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
y cuánto goza con tu victoria!
3 Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
4 Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
5 Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
6 Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
7 Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia:
8 porque el rey confía en el Señor
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
9 Que tu izquierda alcance a tus enemigos,
y tu derecha caiga sobre tus adversarios:
10 préndeles fuego como a un horno
el día en que te muestres;
que el Señor los consuma con su cólera
y el fuego los devore.
11 Destruye tú su estirpe en la tierra
y su descendencia entre los hombres.
12 Aunque preparen tu ruina y tramen intrigas,
nada conseguirán;
13 porque los pondrás en fuga
asestando el arco contra ellos.
14 Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Se repite la antífona
ANT. 4:
Salmo 137
1 Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti.
2 Me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama.
3 Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
4 Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
5 canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
6 El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
7 Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
8 El Señor completará sus favores conmigo: /
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Se repite la antífona
ANT. 5:
Cántico NT 11
Flp 2,6-11
6 Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
7 al contrario, se despojó de su rango /
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, /
8 se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
9 Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”;
10 de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, y en el abismo,
11 y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.
Se repite la antífona
LECTURA BREVE
Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y lo sentó a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
RESPONSORIO BREVE
ANT. MAGNIFICAT
Cántico NT 1: Magníficat
Lc 1,46-55
46 Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
47 se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
48 porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
49 porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo, /
50 y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
51 Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
52 derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
53 a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
54 Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
55 –como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Se repite la antífona
SÚPLICA DE LA LETANÍA Y PADRE NUESTRO
ORACIÓN CONCLUSIVA
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, haz que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin. Por nuestro Señor Jesucristo.
VERSÍCULO FINAL
PRIMERAS VÍSPERAS
DE DOMINGO (O SÁBADO)
VERSÍCULO INTRODUCTORIO
O bien
HIMNO
2.- Te mane laudum cármine,
te deprecémur véspere;
te nostra supplex glória
per cuncta laudet sǽcula.
3.- Christum rogámus et Patrem,
Christi Patrísque Spíritum;
unum potens per ómnia,
fove precántes, Trínitas. Amen.
TRADUCCIÓN
Oh Luz, Trinidad santa
y Unidad de origen,
ahora que el sol se retira,
enciende Tú nuestros corazones.
Que tanto al alba como al ocaso,
te imploremos entre himnos y aclamaciones,
procurando que esta súplica sea
una incesante alabanza de tu gloria.
Se lo pedimos al Padre, al Hijo,
y al Espíritu que de ambos procede,
que la Trinidad omnipotente custodie
a cuantos la invocan. Amén.
O bien:
2.- De luz y gloria al día lo revistes, / con el brillo del sol resplandeciente,
y apacientas en el jardín del sueño, / al hombre hacia la noche y el silencio.
3.- Oh Creador de todo cuanto existe, / tú que guías los tiempos y sus signos;
la semana que hoy su curso empieza, / va a la eternidad, de donde viene.
4.- A ti con todo el ser pertenecemos, / con la Sangre de Cristo nos compraste;
haz que siempre, en la vida, con pureza / y amor filial podamos alabarte.
5.- Y cuando en torno nuestro se oscurezca, / nuestra luz, nuestro guía sé tú mismo;
que ninguna luz falsa nos engañe, / haciéndonos errar en el camino.
6.- De ti, también Jesús, hoy suplicamos, / el perdón y la gracia a tus creyentes;
nuestra fe y esperanza permanezcan, / en el quieto descanso de tu muerte.
7.- Desde la cruz, tu mano nos bendiga, / y acompañe a lo largo del camino,
y al final escuchemos tu saludo: / “La paz sea contigo, peregrino”.
8.- Al Creador y Padre omnipotente, / al Señor de los tiempos, Jesucristo,
y al que en todo momento nos consuela, / la gloria y alabanza por los siglos.
Amén.
SALMODIA
ANT. 1:
Salmo 65
1 Aclamad al Señor, tierra entera, /
2 tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria;
3 decid a Dios: “Qué temibles son tus obras,
por tu inmenso poder tus enemigos te adulan”.
4 Que se postre ante ti la tierra entera, /
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
5 Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres:
6 transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
7 que con su poder gobierna eternamente;
sus ojos vigilan a las naciones,
para que no se subleven los rebeldes.
8 Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas:
9 porque él nos ha devuelto la vida,
y no dejó que tropezaran nuestros pies.
10 Oh Dios, nos pusiste a prueba,
nos refinaste como refinan la plata,
11 nos empujaste a la trampa,
nos echaste a cuestas un fardo:
12 sobre nuestro cuello cabalgaban, /
pasamos por fuego y por agua,
pero nos has dado respiro.
13 Entraré en tu casa con víctimas
para cumplirte mis votos:
14 los que pronunciaron mis labios
y prometió mi boca en el peligro.
15 Te ofreceré víctimas cebadas, /
te quemaré carneros,
inmolaré bueyes y cabras.
16 Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
17 a él gritó mi boca,
y lo ensalzó mi lengua.
18 Si hubiera tenido yo mala intención,
el Señor no me habría escuchado;
19 pero Dios me escuchó,
y atendió a mi voz suplicante.
20 Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica,
ni me retiró su favor.
Se repite la antífona
ANT. 2:
Salmo 19
2 Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
3 que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión;
4 que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
5 que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.
6 Que podamos celebrar tu victoria,
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes.
–Que el Señor te conceda
todo lo que le pides–
7 Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.
8 Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor Dios nuestro.
9 Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
10 Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.
Se repite la antífona
ANT. 3:
Salmo 20
2 ¡Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
y cuánto goza con tu victoria!
3 Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
4 Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
5 Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
6 Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
7 Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia:
8 porque el rey confía en el Señor
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
9 Que tu izquierda alcance a tus enemigos,
y tu derecha caiga sobre tus adversarios:
10 préndeles fuego como a un horno
el día en que te muestres;
que el Señor los consuma con su cólera
y el fuego los devore.
11 Destruye tú su estirpe en la tierra
y su descendencia entre los hombres.
12 Aunque preparen tu ruina y tramen intrigas,
nada conseguirán;
13 porque los pondrás en fuga
asestando el arco contra ellos.
14 Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Se repite la antífona
ANT. 4:
Salmo 137
1 Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti.
2 Me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama.
3 Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.
4 Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
5 canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
6 El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
7 Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
8 El Señor completará sus favores conmigo: /
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
Se repite la antífona
ANT. 5:
Cántico NT 11
Flp 2,6-11
6 Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
7 al contrario, se despojó de su rango /
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, /
8 se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
9 Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”;
10 de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, y en el abismo,
11 y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.
Se repite la antífona
LECTURA BREVE I Rm 11,33-36
¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.
LECTURA BREVE II Col 1,2b-6a
Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre. En nuestras oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez el Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Éste se sigue propagando y va dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre vosotros.
LECTURA BREVE III Hb 13,20-21
Que el Dios de la paz, que hizo subir de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os ponga a punto en todo bien, para que cumpláis su voluntad. Él realizará en nosotros lo que es de su agrado, por medio de Jesucristo; a él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
LECTURA BREVE IV 2 P 1,19-21
Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y el lucero nazca en vuestros corazones. Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales; porque ninguna predicción antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios, movidos por el Espíritu Santo.
RESPONSORIO BREVE I
O bien:
RESPONSORIO BREVE II
O bien:
ANT. MAGNIFICAT Se toma del domingo correspondiente del tiempo ordinario
Cántico NT 1: Magníficat
Lc 1,46-55
46 Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
47 se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
48 porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
49 porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo, /
50 y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
51 Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
52 derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
53 a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
54 Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
55 –como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Se repite la antífona
SÚPLICA DE LA LETANÍA Y PADRE NUESTRO
ORACIÓN CONCLUSIVA Se toma del domingo correspondiente del tiempo ordinario
VERSÍCULO FINAL
O bien: